Prestar atención a la construcción y desinfección de un galpón antes de la llegada de las pollitas, dependerá el éxito de una buena ponedora, al igual que de obtener un peso ideal de huevos y su persistencia en producción a futuro. Por tal razón, un galpón debe contar con excelentes condiciones que permitan controlar el ambiente y bienestar de las aves dentro de él.
Aunque las condiciones de un galpón varíen en cierta medida, según el clima donde se encuentre, este deberá estar ubicado de manera que el sol no caiga en las paredes laterales y su longitud sea acorde a la densidad final, es decir, por cada metro cuadrado se deben manejar de 8 a 12 pollas.
Además de contar con una infraestructura que cumpla con las dimensiones adecuadas, son necesarios otros cuidados.
Equipos, material y lugar
En el caso de los equipos, estos deberán ser lavados y desinfectados; mientras la gallinaza utilizada deberá ser sanitizada.
Por otro lado, en el lugar se deberá realizar un control de roedores, para así después ser barrido y flameado; los pisos, techos y cortinas lavados con agua y jabón; y por último, las tuberías vaciadas y lavadas.
Una vez seco el galpón, el siguiente paso es la desinfección y un buen encalado.
Desinfección
Los productos con base de yodo y derivados del formol, como los glutaraldehídos, serán los mejores aliados para realizar un buen trabajo de desinfección. Por lo que es aconsejable que la bomba sea de espalda y la boquilla se pueda graduar para que la aplicación sea de gota fina.
Pese a que se hace una desinfección en todo el lugar, las entradas del galpón deben contar con protocolo de desinfección de botas antes de su ingreso para no contaminarlo, el cual se hace a través de una poceta con agua limpia y otra con desinfectante.
Por último, el tamo o producto que sea utilizado como cama para las aves, deberá ser desinfectado antes de su ingreso al galpón y tener un espesor de 10 a 15 cm de material seco, sin empastamiento o material polvoso.
